Le quedaban pocos días para cumplir 81 años. Lo recuerdo porque hace casi un año, el 30 de noviembre de 2018, le cantábamos el cumpleaños feliz en un homenaje organizado por Talent Woman en su 80 cumpleaños y al que no pudo acudir por estar resfriada. Pese a no encontrarse muy bien, envió un video de agradecimiento. Siempre fue una persona muy considerada. Hablo de Margarita Salas Falgueras una de las científicas más notables de nuestro país, si no la que más. La Marie Curie española, aunque a ella nunca le gustó la comparación.
Cómo conocí a Margarita Salas
Conocí a Margarita Salas hace muchos años, cuando estudiaba Derecho y a la vez trabajaba en la Universidad Autónoma de Madrid como Asistente de su marido, Eladio Viñuela, en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa.
Cuando empezaron en España, trabajaron juntos en el estudio del fago Phi29 (que supuso el descubrimiento de un nuevo mecanismo de inicio de la replicación del material genético, y ha servido como modelo para el análisis de otros virus) aunque Eladio le cedió el testigo a Margarita para dedicarse a la búsqueda de una vacuna para el Virus de la Peste Porcina Africana (VPPA) que asolaba las explotaciones porcinas, sobre todo de Extremadura y en su condición de extremeño, eso le tocaba muy de cerca.
Este gesto supuso una mayor visibilidad y reconocimiento del trabajo de Margarita, que pudo así brillar con luz propia y convertirse en la científica más importante de nuestro país.
Margarita Salas, una persona cercana
Muchos han sido los éxitos, los premios y los galardones recibidos por Margarita Salas durante toda su carrera científica, pero yo hoy quiero reivindicar su lado más cercano y humano, por lo menos en lo que el trato que tuve con ella se refiere, que entonces no fue poco, y en el que siempre mostró una consideración como sólo las personas verdaderamente grandes saben mostrar. Por eso sus becarios, conocidos como «los margaritos» la querían, la respetaban y eran eran conscientes del privilegio que suponía trabajar con ella. Algunos de los ellos ya han recogido el testigo y dirigen centros punteros de investigación como la Doctora María Blasco en el CNIO, entre otros.
Aún conservo una pulsera de plata italiana que me trajo a la vuelta de un congreso en San Marino que me dio muchos quebraderos de cabeza organizar. Una muestra más de su talante amable y de su enorme inteligencia emocional, que superaba incluso a la cognitiva.
La última vez que vi a Margarita Salas en persona fue aquí, en Málaga, hace ya bastantes años. Vino al Centro Cultural Provincial a impartir un Seminario sobre Mujer, Arte y Sociedad del Siglo XXI. Se sorprendió al verme porque no me esperaba en Málaga (cuando nos conocimos, yo vivía en Madrid) pero nos dio alegría charlar un rato antes de la conferencia. Después, he continuado siguiendo su carrera a través de los medios. Me hubiera gustado volver a verla en el Talent Woman. Hay gente que no debería morirse nunca, pero ella sin duda murió como quería, con la bata puesta. La echaremos de menos.